como si la respuesta fuese a ser sencilla y corta, insistió
creyendo que eras una invención de mi mente,
como si el amor entre dos mujeres no pudiese existir,
o peor aún no fuese amor en absoluto.
Era hombre por supuesto y quizá por eso no puede entender del todo
Por qué me encantas tanto.
Entonces comencé diciéndole lo bella que es tu sonrisa
que el café de tus ojos me lo tomaría todos los días,
que te agarro la mano para sentir como nos comemos al mundo,
que la vida encajó de un momento a otro cuando dijiste
Te quiero
Que ese te quiero me lo dedicas todos los días,
y que todos los días son de luna llena si me miras a los ojos.
Que me tatuaría los momento juntas en el corazón
para luego llorar no poder olvidarlos.
Que me gusta que te rías,
que no te rías,
que te molestes
que me celes.
Que me encanta lo vicioso de tus besos
que me conviertas en adicta a tu cuerpo
Que cuando me dices
Buenos días
con una sonrisa tierna me dejas sin ropa
Que cuando me das un beso en la mejilla
me dejas sin piel,
y que entonces para amarnos sólo me queda el alma.
Que me des abrazos sin sabor a despedida
y que no es despedida si nos estamos pensando.
En fin, le dije
Lo que más me gusta de ella es que es mujer
y no tiene miedo a que lo seamos por toda la vida.
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