Eres como una noche de lluvia, de
esas que se esperan toda la vida y cuando llegan corres para no mojarte.
Así
estoy yo, buscando urgentemente un paraguas para resguardarme de tu sonrisa y esa mirada de abrázame o se nos acaba el mundo.
Eres como ese primer aire de música
en un concierto de jazz.
Eres ese desacuerdo que tengo con
la vida de no creer en nada. Y me refutas, que se puede creer en otras cosas,
hasta en la belleza de ver a un árbol despeinarse con el aire.
Eres esa superheroina que se quita
la capa para bailar, las botas para tomar, de esas que no salvan sino que
luchan por cambiar aunque no lo hacen nunca.
Eres ese quiero un amor para toda la vida
que nunca seremos, porque está mejor no ser más que él te amo por ahora.
Y sin embargo, quisiera un final
feliz, hasta que me besas como una puta en vez de un ángel y me doy cuenta, el
amor es así de odioso y alocado como la lluvia de la que escapo.
Lo entiendo así, si tú eres la
lluvia, me mojaría por el resto de la vida con tal de verte caer en mi rostro o
que me quitaría la ropa en medio de la playa para invitarte a enseñarme a
bailar en las olas.
O que podría incluso creer en el
amor si me dejas.
O bailar si me enseñas.
Y quizá dejar de escapar de la
lluvia e ir destruyendo todos los paraguas del mundo.
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