Porque los mejores momentos no se piensan te dije sin pensarlo, vámonos.
A crear historias sin finales, a vivir con el verbo y a no
necesitar más que a nosotras.
A no decirnos te amo para no obligarnos a demostrarlo.
A bebernos de a besos eternos en una playa del mundo.
Y te prometí mil momentos hermosos bajo la luna pero tú estabas
pensando, y me dijiste con ternura no puedo.
Nunca entendí ese no puedo, me desarmó en pequeñas partes regadas
en el piso que nadie llegó para barrer.
Más nunca creí en el amor, no me daba cuenta que éste y el desamor
viene agarrados de la mano, decidí vivir sin amores eternos, ni amores de toda
una vida, decidí vivir en el momento, en no planear, en disfrutar de un momento
mientras siga corriendo.
Hasta que viniste de nuevo. Llegaste como llegan los dioses, sin
ser anunciada, pero siendo necesitada, y te vi llegar con una sonrisa provocada,
peinarte el cabello de nervios, y en vez de decir hola, te atreves a decir
Vámonos.
Y me di cuenta, en el pasado no llevábamos nada. Hoy íbamos
vestidas de logros. No dejaste nada por mí y no me dejaste dejar todo por ti.
Nos fuimos a cumplir las promesas renovadas con el corazón de dos ancianas y la
voluntad de dos quinceañeras.
Realmente eras el amor de mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario