martes, 13 de enero de 2015

Que fácil es enamorarse

Es muy fácil enamorarse cuando dos miradas tan distintas se entrelazan tan naturalmente como dos imanes se atraen, pero más allá de la atracción, física, más allá de esa chispa de energía incontrolable que viaja a través de los cuerpos, se encuentra esa sensación de estar en casa.

De no querer partir jamás y esa tranquilidad embriagadora cuando después de tanta espera se juntan las manos en una orgía de sentimientos, esa sensación tan maravillosa, de un momento a otro no hay razones de mayor peso para sonreír que su risa escandalosa.

Es muy fácil enamorarse, resulta sencillo cuando ninguna de las dos partes intentan cambiarse, cuando de un día a otro te levantas descubriendo que sus labios son de la medida exacta para los tuyos, y de todos los lugares en el mundo te encuentras feliz en sus brazos.

Que sus manos saben ganar en el mismo juego de caricias y en ningún momento pierde alguna de las dos.

Es muy fácil enamorarse, se los digo, falta que esa persona irrumpa en tu vida, no como un relámpago, sino como una brisa fresca. No quiere decir que por ser brisa es incapaz de arrasar todo, al contrario, ese aire fresco es el soplo justo para derrumbar todos los muros que una vez erigiste y juraste nunca tumbar.

Es fácil cuando después de mirarle procede una sonrisa y un sonrojo, quizá hasta te haga bajar la mirada apenada porque ella no sabe que te ha dejado desnuda sin tocarte.

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