Debí darme cuenta
Tú,
pasaste muy rápido
como el efecto en las pupilas de un rayo
como el susto en el cuerpo de un trueno.
Me estremeciste.
Tú,
besaste demasiado bien para ser real
como nunca antes.
Me abrazaste,
todas las veces que quise
y necesité.
Debí darme cuenta
Por lo rápido de tu andar
durarías lo mismo
que esos “para siempre”
tan cortos.
Por esas miradas de intensos
“Te deseo”
Debí darme cuenta,
que pronto dejarías de hacerlo.
Ahora,
no estás
y aunque hay rayos
los truenos no estremecen
y no quiero abrazos
sino me reciben los tuyos.
Ahora,
me quedé con el recuerdo
de tus “para siempre”
y en mis ojos se expresan
todos los “te deseo”
ausentes en tu mirada.